Korea y Japon: Gracias

Los baños públicos

A los coreanos y japoneses les encantan los baños públicos. Los primeros los llaman jjimjilbang y los segundos onsens. Consisten en piscinas de agua fría y caliente donde se relajan después de haberse enjabonado y aclarado a conciencia en unos taburetes con una ducha baja anexos. Algunos son de máximo lujo. Son sitios donde todo el mundo va como llegó al mundo y para los más pervertidos decirles que desgraciadamente, no son mixtos. La única vez que nos dimos el lujo fue en el ferry que nos llevó de Corea a Japón, que era gratis, es decir, conocimos el lado más cutre del mismo pero para nosotros fue como si estuviéramos en un resort de 5 estrellas. Maravilloso.

Las Geishas

Las geishas se originaron como profesionales del entretenimiento. Mientras las cortesanas profesionales brindaban entretenimiento sexual, las geishas usaban sus habilidades en distintas artes japonesas, música, baile, y narración. Durante su niñez, las geishas a veces trabajaban como criadas o asistentes de las más experimentadas, y luego como aprendices de geishas (maikos) durante su entrenamiento. Una geisha no es pagada por sexo, aunque algunas pueden elegir tener una relación que incluya el sexo con algún cliente fuera de su rol como tal… En el Japón moderno, las geishas y maikos son bastante inusuales. En los años 20 del siglo pasado había alrededor de 80.000 geishas en Japón, pero hoy en día quedan solo aproximadamente unas 1.000. En Kyoto aún pueden verse algunas por la calle.

Las 8:15, la hora de la muerte en Hiroshima

A esa hora de un 6 de agosto de 1945, las compuertas del “Enola Gay” se abrieron y en pocos segundos cayó la primera bomba atómica de la historia (sobre suelo habitado), un regalito con el macabro nombre de “Little boy”. Los yankees, preocupados de que los rusos cogieran ventaja en hacerse ricos a costa de una destrozada Europa, querían acabar con la guerra cuanto antes. Como el emperador japonés no quería desprenderse del poder, a pesar de que su país estaba arruinado y famélico, 140000 personas en Hiroshima y 80000 en Nagasaki tuvieron que morir abrasadas. La bomba explotó a 600 metros de altura y se estima que instantáneamente la temperatura se elevó a más de un millón de grados centígrados, lo que incendió el aire circundante, creando una bola de fuego de 256 metros de diámetro aproximadamente. En menos de un segundo la bola se expandió a 274 metros…lo que vino después sobra relatarlo.

La danza “Kabuki”

En 1603 la bailadora Izumo Okuni, presentó en Kyoto su baile “Kabuki”. Eran unos tiempos de guerra, muerte y desolación y sus bailes causaron furor entre la desmoralizada población. Poco a poco Okuni se hizo muy famosa. Con la llegada de la “Era Edo” a sus conservadores dirigentes les pareció que esos bailes eran inmorales y prohibió a las mujeres bailarlos. Pero un grupo de hombres empezaron a vestirse como ellas y siguieron con la tradición…hasta hoy. El “Kabuki” a día de hoy es una forma de teatro japonés caracterizado por sus elaborados trajes, una estilizada interpretación y el uso exclusivo de actores varones.

La peregrinación de los 88 templos

Kobo Daishi fundó la única de las escuelas principales budistas que cree que se puede alcanzar la iluminación en esta vida (digamos que era un tipo práctico), además de crear el primer diccionario chino-japonés y del hiragama, el sistema de escritura silábica que facilitó a los japoneses la representación gráfica de su idioma (digamos que también era un tipo retorcido). Los lugares por donde Kobo Daishi difundió su budismo en la isla de Shikoku se convirtieron en templos y así, desde hace más de mil años los peregrinos los han ido recorriendo uno detrás de otro, en sentido horario hasta cerrar el círculo.

Los tifones

Alguien nos había confirmado que la temporada de lluvias había concluido en Corea pero lo que calló es que empezaba la de los tifones. Así fue, en todo nuestro periplo por Corea y Japón hemos sufrido 5. Hay tifones de varios tipos, pero todos tienen un denominador común: un fortísimo viento que parece venido de las entrañas del mismísimo Eolo. El tifón de Seúl fue especialmente dañino, se cobró varias vidas, pero las demás se trataron sobre todo de interminables tormentas que en otras latitudes llamarían monzones.

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